Último tramo de la liga 2006-2007. El Real Madrid depende de sí mismo a falta de 5 jornadas. Todo parece perdido en este partido pero un gol en el último suspiro permite al conjunto merengue seguir peleando el título. En principio, parece un gol más, pero para mí y para muchos madridistas fue mucho más que eso. El partido se había puesto muy complicado un 1-3 al descanso nos descartaba como campeones. La frustración, la decepción se apoderó del madridismo. Ninguno pensaba que el madrid sería capaz de remontar a pesar de haberlo hecho durante el transcurso de la liga. Era remar contracorriente. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el segundo tiempo el equipo se volcó en busca de ganar el partido y seguir luchando por el trofeo liguero. Demostró los valores del fútbol y del Real Madrid en especial: entrega, garra; no rendirse jamás. Tras lograr el empate parecía que ahí acababa el partido. Pero no fue así. Gonzalo Higuaín, un héroe inesperado, marcó el cuarto y definitivo gol que permitía al madrid depender de sí mismo. No hay más que escuhar a la grada y a los jugadores como celebran el gol para ver la importancia y el alcance del gol del aargentino. Fue el gol que más canté y celebé en mi vida. No supuso ningún título en ese momento, aunque si un par de meses depués, no fue un golazo espectacular, ni contra un rival de gran renombre. Pero fue el gol que permitió mantener la ilusión, el hecho de pelear todos juntos por un objetivo. Fue el gol que definió a la perfección la historia del club madridista y de lo que represnta. No hay que rendirse jamás.