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Cuando un equipo de fútbol camina a través de la "tormenta”, siempre tiene como refugio a los suyos, los fieles, los incondicionales, los que estarán en todo momento para levantar a sus jugadores y seguir andando.

Así es la historia del legendario club inglés, Liverpool, que ha hecho de su territorio un campo sagrado, un lugar legendario. Gran parte de la magia de Anfield Road recae en más de 50 mil personas, que semana tras semana hacen de cada partido una leyenda distinta.

 

Resguardados en un escenario de película, los aficionados Reds saben que en Anfield todo es posible, que los mejores pasajes tienen lugar en el césped y la grada, la cual se hace valer y respetar ante los rivales.

Sin embargo, hay un lugar especial dentro del inmueble donde no parece pasar el tiempo, un espacio donde han desfilado generaciones completas, una tribuna donde la devoción por los colores del Liverpool no cambian, se conoce como The Kop, ahí, donde la pasión va más allá de noventa minutos.

 

The Kop es la tribuna sur de Anfield, en ella los fanáticos viven cada encuentro como el último, no importa el resultado, The Kop siempre está alentando con sus interminables cánticos, incluso, si el rival ha demostrado ser mejor, se le reconoce y aplaude; sin embargo, para los delanteros y arqueros tanto locales como visitantes, esa tribuna intimida, es un monstruo al que sólo puedes controlar con go les o atajadas, no obstante, The Kop tiene una regla no escrita: Jamás insultar al rival (aunque no siempre se cumplió).

Por si fuera poco, Liverpool es poseedor del himno más emblemático del futbol, ‘You’ll never Walk Alone’ que retumba en Anfield previo a cada encuentro.

 

Una pieza maestra, extraída de la obra musical ‘Carousel’ de 1945. Dicha canción adquirió gran relevancia y aceptación por los hinchas, hasta que años más tarde la directiva Red la convirtió en el himno oficial. Para entonarla se necesita la fuerza, pasión y jerarquía con la que cuentan los kopites, como se les conoce a los aficionados que se sitúan en dicha tribuna.

 

Uno de los mejores capítulos entre la seguidores y los jugadores, es la final de Champions League del 2005, fecha en que The Kop se trasladó a Estambul.

 

En dicho enfrentamiento, Milan aplastaba al finalizar la primera parte a los ingleses 3-0. Sin embargo, al reanudarse el partido, el himno del equipo retumbaba de forma impresionante en las gradas, motivación suficiente para que Liverpool resucitara y se adjudicara la Orejona en tanda de penales.

Por que a final de cuentas, no importa el lugar, la hora, mucho menos el rival, la afición Red jamás se cansará de demostrar el amor y la pasión con la que se entregan a los colores del Liverpool, el único equipo del planeta que tiene la absoluta certeza de que por muy turbio que se encuentre el sendero "Nunca caminarán solos".

 

YOU´LL NEVER WALK ALONE

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