Toda una leyenda del fútbol ucraniano, 'Sheva' fue uno de los grandes goleadores de la última década. Sus mejores momentos llegaron vistiendo la camiseta del Dinamo de Kiev y del Milan, consiguiendo el Balón de Oro en el año 2004. 

 

El 11 de junio de este año, Andriy vivió uno de sus grandes momentos como futbolista. Su selección, anfitriona de la Eurocopa, soñaba con lograr la clasificación a cuartos de final en un grupo complicado, con equipos históricos como Francia o Inglaterra. En el primer partido, se enfrentaban a Suecia. Un gol de Ibrahimovic, ponía contra las cuerdas a los ucranianos, pero Shevchenko llevaba muchos años esperando este momento. Dos goles llevaron el delirio a las gradas del Estadio Olímpico de Kiev. Y es que el delantero de 35 años, llevaba toda una vida perforando las porterías rivales. 

 

Con apenas 21 años, Shevchenko se presentó en sociedad una noche en el Camp Nou de Barcelona anotando un hat-trick. El Dinamo de Kiev, el club de su vida, daba la campanada y el joven ariete se consagraba como una perla del fútbol europeo. No tardó el Milan en hacerse con los servicios del codiciado delantero, dejándole cedido en el Dinamo dos temporadas más. 

 

En 1999 debutaba en la Serie A. A pesar de su juventud, la afición del conjunto italiano ya tenía depositadas enormes ilusiones en Sheva. El ucraniano vivió sus primeros momentos de alta presión competitiva. Y respondió a ellos como mejor sabía: haciendo goles. Shevchenko se convirtió en la referencia ofensiva del Milan. Su velocidad, gran disparo y acierto ante la meta rival le consolidaron como el heredero natural de otros mitos como Marco Van Basten. En sus dos primeras temporadas, anotó 29 y 34 goles, respectivamente, confirmando que era un jugador consagrado. Pero los títulos no llegaban. 

 

Hubo de esperar al año 2003, para levantar su primer trofeo, la Coppa. Ese mismo año, el Milan disputó en Old Trafford la final de la Champions League. En la tanda de penaltis, Sheva convirtió el lanzamiento decisivo. Sus goles ya daban títulos. Una Supercopa de Europa y la Serie A relanzaban la carrera del delantero que en 2004 era nombrado Balón de Oro. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sin embargo, también vivió momentos amargos, como la final de Champions League perdida ante el Liverpool en los penaltis. Esta vez, Sheva falló y el equipo inglés terminó celebrando una de las remontadas más célebres de la historia reciente del fútbol. 

 

Durante el verano del 2006, Shevchenko lideró a su selección en el Mundial de Alemania. Ucrania llegó a cuartos de final, donde cayó con Italia. Shevchenko anotó dos tantos en aquella cita mundialista, demostrando que seguía fiel a su cita con el gol. 

 

Ese mismo verano Andriy hace las maletas rumbo a Londres. El delantero se convierte en el fichaje más caro de la historia de la Premier, siendo uno de las primeras piezas del puzle que el magnate ruso Abramovich empezaba a dar forma con el fin de que el Chelsea liderase a corto el fútbol europeo. Sin embargo, Shevchenko, de 30 años, empezaba a perder velocidad en su juego y no consiguió mantener el alto nivel que había mostrado en Italia. Tras dos temporadas discretas volvía cedido a Milán. El Chelsea le recuperó al año siguiente, pero solo disputó un partido. Su regreso a casa era un hecho. 

 

Sheva jugó sus últimas tres temporadas en el Dinamo de Kiev facturando un total de 30 goles. Su objetivo era llegar a la Eurocopa con un buen nivel físico. Sus dos goles ante Suecia permitieron a Ucrania soñar con los cuartos. Al final, no pudo ser, pero Andriy pudo decir adiós vitoreado por todo el Estadio Olímpico de Kiev.